jueves, octubre 23, 2008



El documental en México está dando mejores resultados que la ficción, considera Islas

ALONSO FRAGUA
Ya sea a través de espacios exclusivos para su proyección, ya sea gracias a la labor intensa de sus mismos realizadores, o incluso a una necesidad que viven las sociedades modernas, el hecho es que el género documental cobra cada día una mayor importancia alrededor del mundo. A decir de la directora Alejandra Islas, al documental “siempre se le menospreció. Los cineastas que empezamos desde estudiantes a hacer documental estábamos colocados en un nivel inferior a aquéllos que hacían ficción, y sólo porque dirigían actores, aunque no importara la calidad de la película. Se creó un prejuicio hacia el documental pero es importante que esta situación se está rompiendo y que ya se le da el mismo trato de equidad a éste que a la ficción”.

Entrevistada por este medio luego de su intervención en el Coloquio internacional de comunicación de la UDLA, la directora mexicana mencionó incluso que “en este tiempo, aunque sea un poco audaz decirlo, creo que donde se están viendo mejores resultados en México es en el documental y no en la ficción”.

Con más de 20 años de trayectoria en el mundo cinematográfico, Islas dijo que, a diferencia de otros directores, ella no desprecia a la televisión como medio de distribución. “A muchos colegas no les interesa, pero a mí me interesa llegar a la televisión, porque es finalmente donde más gente te ve”. Refirió el caso específico de su producción Muxes: auténticas, intrépidas y buscadoras de peligro (2005), la cual fue transmitida por Canal 22 y alcanzó una audiencia de un millón de personas. “¿Cómo voy a despreciar la televisión? Lo que falta entonces es generar más espacios para la labor documental en los canales mexicanos”, agregó.

Pero entrar a la televisión no significa cambiar de estilo o de intereses. Islas fue enfática en que lo que hace falta son documentales de creación o de autor; productos que reflejen la realidad de México. “El público quiere ver esa realidad interpretada y analizada por otros que no sean los que nos bombardean desde la televisión día a día”.



Lo que viene

Si la mira de algunos documentalistas está puesta en la televisión, ¿cuál es el papel que juegan o jugarán las salas de cine?, se le preguntó.

“Hay muchos colegas que quieren cubrir los circuitos de cine. A mí me parece que una cosa no invalida a la otra. Lo que pasa es que hay que establecer criterios. ¿Para qué se invierten millón o millón y medio de pesos en llevar un documental que fue hecho digitalmente, y que luego se pasa a 35 milímetros para que quede dos o tres semanas en cartelera? Es una inversión demasiado alta”.

“Desde mi punto de vista hay que pugnar y pensar en salas digitales –que es lo que viene. Abrir salas digitales exclusivas para documental, como hay en otros países, como Francia o Brasil. Y pueden compartirse esas salas con el cine independiente, el experimental, el cortometraje. Todo lo que es otro tipo de producción, no industrial, alejado de los grandes presupuestos”.

–¿Y las herramientas de internet, como por ejemplo Youtube?

Yo ya lo voy a usar. De hecho ya me subieron dos documentales ahí, y sin pedirme permiso. Para el próximo, yo misma voy a subir un tráiler antes de que alguien más me gane. Hay que aprender a usarlo.

“Los documentales para eso son, para compartirlos. Si a una cinta comercial la piratean antes de que la estrenen, es un gol para su recuperación. Pero un documental es para que todo mundo lo vea. Yo comparto con algunos colegas la idea de que si nos piratean nuestros documentales qué bueno”.

A pesar de las facilidades que da la tecnología, y la búsqueda de espacios en la televisión, Islas no deja de reconocer la importancia de los festivales. Sobre todo de aquéllos especializados en documental. La directora comentó que en muchos de los festivales, donde sólo le dan un espacio al documental, “la alfombra roja es para las películas de ficción y sus actores. ¿Y para los actores de la realidad?”

Es así que Islas destacó la existencia del Festival para la memoria de Tepoztlán, Morelos, dedicado al cine documental iberoamericano y el cual celebrará su tercera edición en mayo del próximo año. Gracias a él y otros proyectos, como DocsDF, el público se seguirá formando y sabrá valorar al documental, además de que los mismos realizadores serán capaces de compartir experiencias entre sí.



Puebla y sus demonios

“No había regresado a Puebla desde que proyectamos Los demonios del Edén en la librería Profética. Los organizadores me dijeron que el góber no había permitido que rentaran una sala de cine para esa función. No porque no haya querido. Me gusta mucho Puebla, independientemente de todo...”.

–¿Cuál consideras que fue el impacto real de Los demonios del Edén?

–Pues yo lo que veo es que la indignación sigue, mientras la impunidad continúe la indignación seguirá despertándose. Cuando yo voy a presentar este documental y lo ve la gente, todos me hacen preguntas que yo no soy capaz de responder. Me preguntan “¿qué hay que hacer para que esto cambie? Si ya pasaron todas estas cosas incalificables. Estos delitos contra los niños. Esta impunidad y abuso de poder. ¿Qué es lo que tenemos que hacer”. Yo no puedo responder. Y no sé qué ha pasado en Puebla, pero creo que todo sigue igual.

“Siento que el documental fue un pequeño grano de arena, pero tampoco se trataba de cambiar el estado de las cosas. Quien cambia el estado de las cosas es la sociedad. Y yo no sé cómo quedaron las elecciones o si la gente se acuerda cuando salió a marchar y eran 40 mil personas. No sé. Pero de alguna manera el documental es una memoria de los hechos”.

Lo que sí sabe Alejandra Islas es que, a diferencia de otros trabajos, el sentimiento que le provocó Los demonios del Edén fue definitivamente distinto. “En este caso no disfruté en hacerlo para nada. Era horrible escuchar, durante la edición, no sé cuántas veces las mismas frases de los demonios. Entonces sí fue muy incómodo”. Y esa incomodidad sólo será útil si las cosas realmente cambian, parece concluir.

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