lunes, octubre 30, 2006

rebeli�n en maquilatitlan

El Patrón IV



...Después de haberse fortalecido económica y “espiritualmente” con el negocio del acarreo internacional de yerbitas vaciladoras…

(ay! un debate inútil sobre la posibilidad de que haya probado la mostaza y se haya convertido en lo que es ahora, lo único cierto es que el que nace ladino, nace maldito, así que no culpemos a la noble Juanita de la ambición desmedida de este mi patrón el don Carlos)

…se dispuso a cambiar de look y hasta utilizo la palabra, le copio la onda a sus sociotropicos quienes por cierto le daban pura de libanés pederasta a la hora del reparto de “utilidades” …(ahora ya sabemos de donde aprendió)…entonces tan emprendedor y voraz como era, decidió independizarse de la costra nostra y jugarle al chingón vestido en la onda bandamax, cambio la Pathfinder por una Durango negra y a ritmo del pasito ajalpense …(otra de esas modas pegajosas y babosas)…arranco otra empresa pero ahora era una lavandería y acabados de sand blast pero en Cuiltepec de los Guayabos el agua era un famoso mito y el ultimo tiempero efectivo para el pedimento del agua había sido arroyado por un autobús que transportaba ingenieros agrónomos alternativos, así pues la famosa lavandería del don Carlos operaba con agua de garrafón y lo único que lavaba era dinero de exportación.

Engolosinado pues con el billete y después de haber cumplido su guarra fantasía de nadar encuerado en billetes de a mil, se dispuso a imitar con sus propias contribuciones, el high life style de la baturrada que se había venido a agandallar al personal desde 514 años atrás y que le había servido de inspiración.

Y que empieza entonces a construir su mansión, haciéndole modificaciones a una casa del infonavit, bueno a cuatro porque las compró para tener mas espacio, así en su laberinto de cuartos y pasillos de interés social nos regalo a quienes lo conocimos una leccion de mal gusto, la joya arquitectónica que se aventó era una exquisita mezcla del barroco egipcio con el Art Deco de los pasteles de XV años, tenia bardas altas alrededor tipo penal e irónicamente se hizo construir una torre de vigilancia, la máxima seguridad fue premisa en esta tarea y es que el nuevo rico de mi patrón se había vuelto muy desconfiado y temía que le robaran ..(Karma)… La fachada de la madriguera estaba ensalzada con dos soberbios portones de herrería medieval que incluían al centro dos machetes que formaban una cruz y enlazados por dos listones rojos, al pie de estos sombríos umbrales incrustados en la acera unos espejos triangulares que formaban una estrella de cinco picos invertida que apuntaba al centro del garaje.

Al fondo había una virgen de Guadalupe hecha en cantera y que era el orgullo del don Carlos, cada visita que llegaba a su casa-mansión-madriguera era victima de la historia del viejo que decía orgulloso que se había enamorado de la sencillez y lo rustico de esta “morenita”, que había visto en el Palacio una mas “sotisficada” …(juro que así dijo)… pero que no la compro porque el ante todo era un hombre “sencillo” y de “fe”, mientras sonreía y mostraba obscenamente las tres coronillas de oro en los dientes.

Sus invitados a este patético espectáculo eran por lo general “distinguidos” empresarios con los cuales quería congraciarse y asociarse; ellos no detectaban con certeza el origen del estremecimiento que provocaba aquel bizarro altar. Solo algunos cuantos (los mas mochos, que en Maquilatitlan son muchos) se daban cuanta de lo extraño de los retratos y santos que acompañaban a la Guadalupana, y es que eran personajes en bocetos antiguos que nunca debieron dibujarse, también había muñecos de cera y un xantil de barro negro que ocupaba la parte central del retablo y tapaba al angelito-niño-enanito que esta al pie de la imagen de la Gadalupana, así pues colocado a propósito en ese lugar esta siniestra figura representaba a un chango sin ojos y con una descomunal erección. Tal figurilla no parecía de origen americano, además apuntaba con su fálico dedo acusador hacia la foto de la abuela del don carlos, la misma que le había heredado su primera maquina de coser.

Así fue que este extraño altar rodeaba intentando venerar a la guadalupana de cantera, imagen que también era sombría en este extraño altar, pero talvez en un lugar iluminado naturalmente seria distinta; la virgen mala, como atrevidamente la llamo alguna cocinera que no duro mucho trabajando para el patrón por “diferencias de fe”; mostraba con las sombras de la iluminación del garaje unos rasgos que contrastados con lo austero de su tallado hacían que se viera avergonzada desde un ángulo, enfurecida desde otro por la mancillación que cometió don carlos al tenerla secuestrada.

La mayoría de los visitantes tuvieron que soportar la lamentable situación de la fe en esa casa, pero la constante modificación de la madriguera hizo que el acceso a la sala de estar fuera por otro lado diferente al de la cochera, lo que en realidad quería el patrón era presumir con un didáctico paseo por la parte donde se construía la alberca… (olímpica además!)…

Su gusto por la arquitectura se vio reflejado no solo en su madriguera lujosa en medio de la favela, sino que en un acto desafiante de la estética, uso el mismo estilo para las instalaciones donde prestaban sus servicios para los cuales fueron contratados los y las obreras; quienes por cierto aun no conocían la humilde morada de este patrón “sencillo” y de “fe” y además se seguían preguntando en donde estaba la virgencita de cantera que habían comprado antes del pasado 12 de diciembre; incluso algunos sospecharon del patrón, pero mejor consiguieron otra imagen mas pequeña para su misa y solo comentaron entre ellos que “con la fe no se juega”; ¿verdad don carlos?...

“el operario revoltoso”