miércoles, octubre 07, 2009

Recuerdo que mi activismo ecologista-institucional inicio con la defensa de los árboles en la casa de un amigo, árboles poderosos como lo son los Pirules, robustos y esenciales para el espanto de los “aires” entre otros beneficios, árboles de enfrente como son todos, árboles que siendo tuyos son de todos y de nadie, árboles que solo son.

Trepador que fui de brazos y ramas de aquellos que se resisten a morir, aprendí cosas mas que biológicas de ellos, desde lo aterrador que fueron para Blanca Nieves cuando atravesó el bosque junto con el niño que aun soy, hasta lo intrépido que son aun todavía las Secuoyas para los no menos intrépidos escaladores, esos que hoy se, me rebasaron ya que mi altura máxima de rapel fue un Mezquite de 3 metros que me cobro la proeza con raspones en la misma cara. Desde esos enanos árboles mal llamados arbustos de la mixteca cercana y su maravilla cactacea, hasta esas Secuoyas de mas de 125 metros y tan lejos de aquí como su altura; esas hermosas demostraciones de poder de la tierra y que ojala algún día conozca en persona (porque son personas aseguran algunos). Empecé a entender que los árboles son como esos hermanos que no entendemos aun, nosotros los que de ciudad somos, esos que aun nos cuesta reconocerlos como es con los que son de la tierra, esos nativos que respetan hasta la yerba del camino, los pueblos indios que hacen cultura y medicina de ellos…

… ni siquiera se como describir lo que siento con estos gigantes, no por ellos sino con ellos, con su sombra gratuita, con su labor de limpieza atareada por la polución desmedida; pero la literatura nos ayudo bastante con muchos genios que los retomaron en su quehacer con respeto total y dándoles personalidad propia, me acuerdo de unos; desde Lewis Carroll hundiendo a Alicia en las raices de la locura lógica de un árbol, hasta las referencias descritas por Maurice Sendak donde aquellos cipreses y pinos esconden a aquellos, en “Allá de donde son las cosas salvajes” un libro donde los monstruos mentales son despiadadamente mentales y arbóreos y por lo tanto necesarios; también hay una gran referencia a ellos, los árboles en “El señor de los anillos” de JR Tolkien, el les da vida con sus letras y auguró lo que les hacemos con nuestros actos hoy en día, Peter Jackson hace bien en darles vida en su versión grafica cuando los convoca a pelear y ellos, cual comunidad se toman su tiempo en asamblea para decidir si van a la batalla o no; mientras el Mago Blanco veredicta: “Ahora comenzara el reino de la Industria”…

Los árboles no siempre estarán en nuestra realidad esa misma en donde podemos llevar amaranto al espacio pero no podemos cuidar las selvas del Amazonas, podemos transportar y replantar Eucaliptos pero depredamos el agua con eso, podemos hacer hidroponía pero también le restamos fuerza a la tierra, podemos clonar animales y hasta gente pero los árboles marinos ya desaparecieron prácticamente.

Hay otra versión de los árboles, ellos y ellas, tienen personalidad cultural en las comunidades, son protagonistas de poder, son representantes de identidad en los pueblos, los árboles mas viejos son respetados, se hacen reuniones comunitarias para decidir sobre su futuro, sobre si son cortados o no, en las comunidades son referencia obligada cuando cae el trueno o la Virgen se aparece, porque los truenos y las Vírgenes se aparecen y caen solo en árboles y no en coches o en academias. Porque los árboles hasta dan poder y lo quitan según sea el caso. Los árboles generan vida cultural además de biológica, los que lo entienden hasta pueden ganar dinero de esto de manera sustentable y aquí vengo con lo que me trajo, los árboles del parque Juárez no fueron sanados, no fueron salvados, el municipio y su presidente municipal son culpables por no actuar a tiempo, una comunidad que no cuida sus árboles parece que ya nada le importa, solo nos arreamos a la sombra cada vez menor, los chavos y chavas que tendrían que cuidar su futuro solo se limitan a tomar con sus celulares la tala de los árboles “muertos” como si fuera un espectáculo mas, como si mutilar seres vivos fuera tan común, como que ya nada nos asombra.

Se que dirán que esos árboles ya estaban muertos, yo se que no, pero la pregunta es: ¿quién hizo algo para que no murieran?¿además de la iniciativa privada y mediática hubo una propuesta social y efectiva? ¿el sector turístico, que es que perderá mas después de nosotros dijo algo?...¿los padres de los niños y niñas que dicen?.

Culpar no sirve de nada ahora, pero activar debates entre la muchachada, escuelas y universidades es bien necesario porque no seremos consecuentes si nos entristecemos, nos indignamos, nos activamos “on line” con el terror televisivo viendo como el ártico, los hemisferios, los mares asiáticos, los deslaves alpinos en Europa nos cambian la vida, pero perder la sombra y el reciclaje natural del aire en Tehuacan no solo el paisaje parece lejos a la realidad ecológica mundial.

Hay ternura e indignidad combinada en la TV sobre el tema, nos molesta sobremanera ver como el cambio climático ha matado osos polares y especies anfibias entre otras en los últimos 10 años; pero no sentimos lo mismo al mirar como en 6 meses los niños y niñas de Tehuacan tuvieron árboles y ahora ya no, los perdieron sin tener nada que ver en el asunto; ahora ya no tienen sombra para jugar, para echar novio, para reunirse, para ser tehuacaneros.

Como serlo si ya no quieren y además ya no pueden, si ya ni árboles en su parque hay. El cambio climático pide acción, muchos dicen sí, consecuentemente con la TV (Discovery, Animal Planet, NatGeo) pero aquí y ahora no estamos defendiendo la biodiversidad que tenemos enfrente.

domingo, octubre 04, 2009